Esta historia es una de tantas que se cuentan sobre las chingaderas que tenemos que aguantar como ciudadanos mexicanos y el funcionamiento de las cosas en nuestro país. Resulta que hace algunas semanas me dirigía hacia Saltillo desde Reynosa por la autopista de cuota a Monterrey. No tuve tiempo de cambiar dólares a pesos en la casa de cambio en la frontera pero consideré que no habría ningún problema pagando con la moneda extranjera.
Cuando llegué a la ventanilla de pago (en la que cobran $187 pesos) pregunté que a cuánto tomaban el dólar y la señorita sin más me dijo: -Aquí no aceptamos dólares. Ahí dice-, señalándome una pinchurrienta hoja de papel que decía efectivamente: No aceptamos dólares.
Por mi cabeza pasó primero que era la verdad y que debido al constante cambio en la valuación del peso frente al dólar no lo aceptaban. Pero cuando le digo a la señorita: -¿Qué hago entonces?- y me contesta: -Pues regresese a Reynosa a la casa de cambio o pues si quiere, aquí los de limpieza se lo cambian a 10 pesos-. El dólar ese día estaba a 13 y centavos y ahí si me encabroné. Tuve que aceptar cambiar el dólar con la señora y pagar así. No fue el hecho de perderle tres pesos a 20 dólares, sino que estos cabrones saben que pasan muchas personas como yo, que no cambiaron dinero y se pasan de lanza con cada uno. En efecto pagué, y cuando llegué a Saltillo, agarré el ticket que te dan con el número de quejas y les llamé para preguntarles si estaban enterados de esto y me dijeron que no, que iban a revisar de inmediato porqué estaba sucediendo (siiii a hueeevo)...
Por lo pronto cambio mi lana antes de irme y ya no me atengo a las pendejadas de estos aprovechados.
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